El fin de semana pasado fui a hacer fotos a la Escuela Deseos Danza en el Parque Europa de Torrejón de Ardoz, que celebraba el Festival de Primavera, como todos los años y tuve por fin la oportunidad de probar mi nueva cámara.
Las condiciones de luz eran muy buenas, aunque se alternaban el sol y las sombras y tuve que ir ajustando la exposición. Tiré en manual, usando diafragmas abiertos para poder usar tiempos cortos de exposición. que iba variando entre 1/2000 y 1/3200 s. para conseguir la exposición correcta.
Utilicé casi siempre el Canon EF L 70-200 a f:2.8, salvo para algún plano más abierto, con el Canon EF L 24-105 f/4.
Puse la ráfaga con obturación mecánica (12 fps) por la propia naturaleza de las fotos, y enfoque automático, que funcionó muy bien, localizando en el 95% de los disparos alguna cara del grupo que actuaba en cada momento. Es verdad que en algún disparo, el enfoque se centraba en algo que no era lo que yo quería, pero en general ha funcionado muy bien, sorprendentemente bien, acostumbrado a enfocar con el punto central hasta ahora.
Otras novedades, comparándola con la 5D mark II: el anillo de control del adaptador de montura apenas lo usé al principio, que empecé a disparar en automático, pero que en seguida cambié a manual, pero me ha resultado bastante práctico para mantener el histograma en su sitio. Y el visor, que, como decía en el artículo anterior, tiene sus pros y sus contras. Es verdad que se ve muy bien, y que ayuda sobre todo a saber que la exposición está siendo la correcta, y el disponer de toda la información a la vista, como el histograma, los parámetros de exposición, el nivel del horizonte, el punto de enfoque... pero también es verdad que tanta cosa estorba para ver la escena y molesta para poder hacer la composición.
Como conclusión tengo que decir que la experiencia ha sido muy positiva, que me he sentido cómodo, y que las fotos han quedado técnicamente muy bien: fotos muy limpias, bien expuestas y perfectamente enfocadas.
Os dejo una pequeña muestra.